Arequipa representa una de las experiencias sociales, culturales, políticas y étnicas más sobresalientes de la región sur. Posee un entorno paisajista y ecológico de lugares ribetes, que sumado a la transparencia de su cielo diáfano, durante siglos ha inspirado a sus hijos que descubran su vocación por el arte, ya sea en el campo de la arquitectura, en el de la escultura, en la pintura, en la música o el de la literatura y otros sesgos, que sumado a su temperamento recio, producto de los efluvios que a diario emanan de sus volcanes tutelares, le han dotado de un equilibrio en su personalidad, para afrontar las adversidades que todos los pueblos en su devenir prehistórico tienen que encarar. Sus habitantes son profundamente religiosos guardando sus costumbres a través del tiempo con el mismo respeto y arraigo. Pueblo colonial, jerárquico y noble, depositario de exaltaciones místicas y culturales así como de manifestaciones arquitectónicas que pueden apreciarse en toda su magnitud, gracias a sus materiales símbolos: el sillar, el granito, el fierro forjado. Entre las maravillas que la tipifican encontramos razgos ancestrales celosamente conservados, como su comidas y la famosas picanterías, las costumbres populares hechas fiesta como las ya tradicionales "Peleas de Toros" y el regocijante espectáculo de los "Caballos de Paso".
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